Mi mujer quiere que me lustre a sus amigas
Usted tiene un matrimonio normal y, varias veces, feliz. Inesperadamente su esposa cambia de amistades y comienza a notarla algo extraña. Ella no le habla y la sospecha crece. Un día la tormenta estalla y el silencio se quiebra. Ella quiere pedirle algo, ella quiere que usted se acueste con sus amigas, que les dé fruta a todas, ya sea por separado o en contingente ¿Qué hacer? ¿Convertirse en un sex machine?
Damián Boncheff nos relata su experiencia: "Yo tuve una decepción amorosa. Me casé con una mujer que me engañaba hasta delante de mis ojos. Yo la veía con tipos en cama, a los gritos, y me decía que era un malpensado. No lo aguanté por mucho tiempo y me separé. Después la conocí a Agustina. Me atrajo su inocencia. La conocí en mi trabajo. Yo soy director de un colegio y ella era una alumna de primer grado. Al principio los padres de ella se opusieron a nuestra relación, sobre todo por mis antecedentes penales. Luego nos casamos y fuimos felices. Pero al poco tiempo comenzaron a venir a casa las compañeras de ella. Cuando yo llegaba, me miraban y se reían. Yo no entendía nada. Hasta que un día las chicas me quisieron enfiestar, me querían bajar los pantalones a la fuerza, y entonces Agustina, esa delicada flor de primavera, me pidió que me encame con ella y tres pibas más. Yo acepté para salvar mi matrimonio, pero estoy arrepentido."
"Es una fantasía típica la de compartir la pareja. Esto hunde sus raíces en el anhelo infantil de participar en el coito de los padres. Claro que algunas personas tienen la fantasía de participar en el coito de las padres de otras personas, pero eso es otra historia", nos señala la Lic. Claudia Roho.
Ramón Cadillo, cosmetólogo, nos cuenta: "Mi mujer es profesora de aeróbicos. Mientras estuvo dando clases en el gimnasio, todo anduvo bien. Sin embargo un día comenzó a dar clases en casa. Fue terrible. La casa se lleno de mujeres a medio vestir, sudadas. Cuando iba al baño, me las encontraba desnudas, en la ducha y yo tenía que hacer mis necesidades a las escondidas. Un día llegué a mi departamento y las encontré a todas en bolas como si viniera el fin del mundo. Me quedé duro, en todo sentido. Ahí es cuando mi mujer dijo la frase que cambio nuestras vidas. Me dijo -sumate que hay para todos-. Hoy vivo con cinco ninfómanas que quieren bomba todo el día. No aguanto más".
La Lic. Laura Salino nos ilustra: "Para que una pareja funcione, el hombre tiene que hacer lo que mande su mujer. Esto no es aplicable a la mujer: ella no tiene que hacer lo que diga su hombre. Es por eso que hay tanto problemas en las parejas; todavía se cree que hombres y mujeres somos iguales."
El tema es complejo y tiene varios matices. Nosotros, en la redacción de Solo Enanos pensamos que hay más que sumarse a cuanta festichola se pueda, siempre que exista la posibilidad. Es más, si alguno tiene un dato, alguna mina que entregar, aunque sea poniendo plata, no dude en comunicarse, que nosotros vamos a donde sea y cuando sea.

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