8:45 p. m.
El hijo (enano) de Jim MorrisonErnesto Lancelle Moore es paraguayo, enano y tiene 28 años. Desde hace tiempo se dedica a pasear perros. Quien visite la plaza Solano Lopez, puede verlo montado en un Gran Danes o haciendo esquí detrás de algún doberman. Este hombre simple guarda y secreto que no soporta más. En la semana pasada se ha presentado ante la Justicia francesa, afirmando ser el hijo perdido de Jim Morrison, el cantante de The Doors.
Ernesto Lancelle Moore, nacido tres años después de la muerte del músico, afirma ser su verdadero hijo. "Mi viejo me rechazó desde el embarazó de mamá. La única salida que tuvo ella fue nacerme cuando él había fallecido", denunció ante nuestro corresponsal. "Es triste ser un hijo no deseado, pero más triste hubiese sido ser un hijo no nacido".
Más allá de un extraordinario parecido y cierta afición por el blues, resulta sospechosa su demanda. La madre del joven, Enriqueta Dominga Lancelle Moore, nunca salió de Asunción, afirma no haber conocido al astro de la canción, e incluso sostiene ser estéril de nacimiento. Este último dato se basa en que ha mantenido relaciones sexuales con vecinos y amigos desde los 4 años y nunca ha quedado preñada. En la actualidad Enriqueta Lancelle tiene 10 años y cursa sus estudios primarios.
"Es injusto que se me segregue por ser latinoamericano", señala Ernesto, "dicen que no puedo ser hijo de Morrison porque soy hijo de una paraguaya ¿Acaso el amor conoce fronteras?", se pregunta Ernesto Lancelle, en medio de sollozos. "Si yo hubiese nacido en Estados Unidos, la cosa sería distinta" señala, "ahí sería un chicano".
Mientras la Justicia francesa busca una solución, Ernesto continúa paseando perro, profesión donde ha ganado cierto reconocimiento "por lo menos me reconocen, algo que no hizo mi padre".
El arduo trabajo le ha estirado los brazos. "Hay perros que tiran más que tiburones. Si uno quiere frenarlos, ellos te arrastran como en la peliculas de vaqueros. Ojalá, cuando reciba mi herencia, pueda dedicarme a lo que realmente amo: la música".
Ernesto Lancelle Moore, nacido tres años después de la muerte del músico, afirma ser su verdadero hijo. "Mi viejo me rechazó desde el embarazó de mamá. La única salida que tuvo ella fue nacerme cuando él había fallecido", denunció ante nuestro corresponsal. "Es triste ser un hijo no deseado, pero más triste hubiese sido ser un hijo no nacido".
Más allá de un extraordinario parecido y cierta afición por el blues, resulta sospechosa su demanda. La madre del joven, Enriqueta Dominga Lancelle Moore, nunca salió de Asunción, afirma no haber conocido al astro de la canción, e incluso sostiene ser estéril de nacimiento. Este último dato se basa en que ha mantenido relaciones sexuales con vecinos y amigos desde los 4 años y nunca ha quedado preñada. En la actualidad Enriqueta Lancelle tiene 10 años y cursa sus estudios primarios.
"Es injusto que se me segregue por ser latinoamericano", señala Ernesto, "dicen que no puedo ser hijo de Morrison porque soy hijo de una paraguaya ¿Acaso el amor conoce fronteras?", se pregunta Ernesto Lancelle, en medio de sollozos. "Si yo hubiese nacido en Estados Unidos, la cosa sería distinta" señala, "ahí sería un chicano".
Mientras la Justicia francesa busca una solución, Ernesto continúa paseando perro, profesión donde ha ganado cierto reconocimiento "por lo menos me reconocen, algo que no hizo mi padre".
El arduo trabajo le ha estirado los brazos. "Hay perros que tiran más que tiburones. Si uno quiere frenarlos, ellos te arrastran como en la peliculas de vaqueros. Ojalá, cuando reciba mi herencia, pueda dedicarme a lo que realmente amo: la música".
Recientemente ha editado un disco, "Enciende mi vela", que promete ser el éxito del verano. "Si no cobró la herencia, por lo menos quisiera hacerme de unos pesos. Si no voy a tener que laburar en serio", nos cuenta, mientras patea a un pequines que se satisface con su pierna y toma un sifón de soda para separar dos caniche que se han quedado abotonados.
Lancelle Moore continua esperando y el sol quema en su rostro, un sol que bien puede ser la caricia del padre que nunca tuvo.
