Inventa una especie,
la pone en venta
y se arma un lío bárbaro


  • Un artista plástico intentó demostrar el alcance del consumismo extremo y la relación entre la ética y la ciencia.
  • Los resultados fueron sorprendentes.



La última revolución mediática estuvo a cargo de Adam Brandejs, un artista plástico que decidió poner manos a la obra y crear una nueva especie viva comerciable. El objetivo de la propuesta era demostrar a qué punto puede llegar el cinismo social y la necesidad absoluta del comercio.
Según publica la revista Maxim, el artista realizó algunas esculturas emulando a un ser vivo, que se vendían en sus tecnológicos paquetes de juguetería . El pack también incluía un supuesto monitor cardíaco incorporado (para corroborar que el bicho no haya muerto en el proceso, claro está).
El impacto fue masivo. La red de Internet se inundó de protestas y repercusiones sobre esta nueva iniciativa que, además de mostrar las esculturas, cuenta con una página web propia en la que se termina de enmascarar la polémica falacia.


En un claro mensaje contra la manipulación genética, la sociedad demostró su hambre por el morbo y muchos hacían cola para poder incorporar a su colección de aparatos tecnológicos al pequeño “ser vivo”.
“No estoy en contra de la bioingeniería”, deslizó el artista y agregó: “Sólo me genera dudas qué uso se le dará a esa tecnología y quién la usará”.

Vos, ¿qué pensás?

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