Nos vamos al Carajo!!!!!
Vivimos tiempos difíciles. Las inundaciones avanzan, la gente de campo permuta las cosechas de maíz por la pesca del dorado y esto lleva a pensar una sola respuesta: nos estamos hundiendo. Sin embargo, debemos mantener la calma.

No vivamos este futuro como catastrófico. Saquemos el mejor partido de cada situación. Acaso está tragedia sea la solución más adecuada para darse un remojón, por los calores que se avecinan, y el único modo que tendrán miles de compatriotas para acercarse al mar sin gastar un centavo en veraneo. Será interesante asomarse al balcón y, cual trampolín, echarse un clavado antes de salir a trabajar. También podremos visitar a nuestros vecinos de pisos más altos y realizar saltos olímpicos, como el mejor de los tarzanes.

Será también interesante transitar nuestras calles en trajes de buceo, cargados de antiparras y arpones o ver nuestras ciudades convertidas en una Venecia repetida. Imaginen las posibilidades turísticas, los miles de japoneses que invadiran el país, para presenciar el espectáculo de una Atlantida moderna.

Claro que no hay que alarmarse, porque el gobierno ya tomó cartas en el asunto. No quiso quedarse atrasado con los tiempos que corren y está abriendo escuelas de buceo en todos los puntos del país. Ya mismo podemos asistir a la escuela de natación "Esther Williams" y ser espectadores de amas de casas realizando complejos ballets acuáticos, muñidas de bolsas para compras y ruleros.

El crimen casi desaparecerá o nos asaltaran con redes y cañas de pescar. Ya no viajaremos en subtes atestados o viajeremos en atestados submarinos, al mejor estilo del Capitán Nemo.

También desaparecerán los baños públicos y podremos soltarnos de aguas y excrementos en cualquier parte, sin ser sospechados de criminales. Si señores, nos hundimos, nos estamos yendo al carajo, las ratas se piantan a los países vecinos, algunos ya apostamos al canibalismo, pero tenemos un futuro muy interesante, un mundo lleno de posibilidades que se nos abre de piernas como tantas veces tuvimos que abrirlas nosotros. Llegaran los días en que nos crezcan branquías y asustaremos a nuestros niños con las amenazas de sequía.

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